Agustín Pisaca Fernández (Santa Cruz de Tenerife, 1857 – 1935).
Nacido en el barrio de El Toscal, estudió bachillerato en el Instituto Canarias de La Laguna y se licenció en Medicina en la Universidad de Barcelona en 1887, ejerciendo en el hospital de San Pablo de aquella ciudad. En 1890, se doctoró en la Universidad Central de Madrid como especialista de Medicina Higienista.
Al regresar a Santa Cruz de Tenerife sería nombrado Médico de Beneficencia Domiciliaria e Inspector de Sanidad Municipal, cargo al que dedicaría todas sus energías durante las epidemias de viruela (1891, 1894, 1897 y 1911), difteria (1892) y cólera (1893), dirigiendo personalmente los servicios de aislamiento y desinfección de las ciudadelas y cuevas de los barrancos, y asistiendo a los enfermos en los hospitales instalados en las ermitas de San Telmo, Regla y San Sebastián. También pasaba consulta en su domicilio de la calle San Francisco, en su clínica de la calle La Marina, y en la Cruz Roja, de la que era presidente.
Durante la epidemia de peste de 1906, convivió durante cinco meses con 83 enfermos en el Lazareto, hasta conseguir que la mortalidad se redujera del 37% al 3%. Fatalmente, cuando regresó a su hogar, sus dos hijas salieron a abrazarlo, lo que provocaría que se contagiaran y fallecieran a los pocos días. Sus dos hijos varones sobrevivieron.
En 1910 fue designado Académico de Número de la Academia de Medicina de Tenerife y Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona. En 1912 sería nombrado presidente de la Sección de Anatomía y Fisiología normal y patológica de la Real Academia de Medicina de Distrito, cargo en el que permanecería hasta 1921.
En 1959 figuraba en el Cuadro de Honor del Consejo General de Médicos Españoles, siendo el primer medico tinerfeño que lo lograba.
En reconocimiento a su trayectoria profesional y humana durante la epidemia de cólera de 1893, el Consejo de Ministros le concedió la Cruz de la Orden de la Beneficencia de Tercera Clase, sujeta con una cinta sobre su pecho. También recibiría la Cruz de Isabel la Católica y la Medalla Azul de la Seguridad Social.
Sus publicaciones sobre Higiene, Reformas Urgentes y Reglamento de Santa Cruz de Tenerife serían tomadas como base en las innovaciones fitosanitarias que se instalaron en esta Capital.