El Museo de Bellas Artes acoge desde mañana una exposición de pintura religiosa

La muestra la integran obras de la colección de la pinacoteca y gira en torno al recientemente restaurado ‘Arcángel San Rafael’, anónimo canario del siglo XVIII

 

El quinto teniente de alcalde y responsable del área municipal de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, José Carlos Acha, inaugurará mañana, miércoles 26, a las 19:30 horas, una exposición en el Museo de Bellas Artes que recoge una amplia selección de pintura religiosa. La muestra, que forma parte de las colecciones de la pinacoteca, se podrá visitar hasta el 30 de mayo, y está integrada por diez cuadros, seis grabados flamencos, una escultura, una biblia y un cuadro con escapularios de diversas devociones.

Entre otras obras de arte se podrán admirar el tríptico Nava Grimón, de Pieter Coecke y taller; ‘Expulsión de los mercaderes del templo’, de Juan de Miranda (1723-1805); ‘La conversión de San Pablo’, anónimo flamenco del siglo XVI. Depósito del Museo del Prado; ‘Muerte de la Virgen’, anónimo del siglo XVIII; ‘Arcángel San Rafael’, anónimo canario del siglo XVIII; ‘Inmaculada de la familia Lercaro Justiniani’, de Gaspar de Quevedo (1616- hacia 1670); ‘Inmaculada Concepción’, de Eugenio Cajés (1574- 1634); ‘San Agustín’, anónimo hispanoamericano del siglo XVIII y la ‘Biblia Borcht’, editada en Amsterdan en 1613.

El eje central de la exposición ‘Pintura religiosa en las colecciones del Museo de Bellas Artres’ será la obra recientemente restaurada del ‘Arcángel San Rafael’, en la que confluyen una serie de ideas que explican los procesos artísticos de los siglos XVII y XVIII en Canarias. Por un lado, el hecho de ser una obra de taller en la que se puede observar la autoría compartida. Por otro, se observa como muchos de los autores fundamentaron su trabajo en el estudio de otras obras gráficas tanto en cuanto a publicaciones como a grabados se refiere.

De esta forma se explica la representación de arquitecturas clásicas tal y como vemos en las obras de Miranda y en el anónimo de San Rafael, pero también como el propio tríptico se convierte en objeto de estudio para artistas locales que lo ven como una ventana al mundo fuera de las islas.

Otro de los objetos que se muestran en la exposición es un valioso ejemplar de la ‘Biblia Borcht’ rara vez expuesta en el museo y que sirvió de herramienta para el trabajo del pintor Juan de Miranda. El Museo de Bellas Artes de Tenerife alberga una interesante colección de pintura religiosa que merece ser entendida en toda su complejidad. Heterogénea tanto en su origen como en su contenido, la muestre pretende abordarla desde distintas perspectivas, pero teniendo en cuenta una cuestión que en una sociedad como la actual, marcada por la profusión de imágenes, puede resultar difícil de creer.

Durante siglos estas obras formaron parte del grupo de imágenes al que la mayor parte de la población tenía acceso, de temática religiosa. La explosión de la imagen como fenómeno social y la generalización de la posesión de algún tipo de representación en dos dimensiones, desde un simple dibujo en papel a una obra de estas características, es algo relativamente reciente. No sería hasta bien entrado el siglo XIX cuando comenzarían a popularizarse los medios impresos y la fotografía.

El impacto que debía causar la visión de este reducido grupo de imágenes es actualmente difícil de entender. Su valor no solo radica en su singularidad o espectacularidad, sino en la capacidad de construir un sustrato común que deriva en una cultura visual común. Lo curioso de muchas de las obras del Museo de Bellas Artes es que, siendo representaciones religiosas, provienen en su mayor parte del ámbito doméstico lo que les otorga un valor singular.

Tanto el ‘’Tríptico de Nava’ como las obras de Juan de Miranda, pertenecientes a la familia Carta, llegan al Museo directamente de las residencias de familias que jugaron un papel fundamental en la sociedad insular. Estas obras no sólo respondían a la devoción, sino que pretendían mostrar la preminencia social de quienes la poseían.

Por ello la elección de una iconografía u otra obedecía al interés de quien encargaba la obra, pero también a una intencionalidad concreta en cuanto representaban la pujanza y significación social de quien podía encargar y pagar estas obras. Igualmente y siguiendo con la línea documental que el museo pretende abrir, explican una serie de relaciones de Canarias en las rutas del comercio.