Hoteles de Santa Cruz, 175 años 'extraviados' en la ciudad

Para su localización, el Ayuntamiento instalará señalización turística víal

Desde que, en el siglo XVIII, el puerto de Santa Cruz de Tenerife se convirtió en escala obligada de las expediciones británicas y francesas que tenían por objeto la expansión colonial; mientras las flotas se avituallaban, los científicos que viajaban a bordo aprovechaban la estadía para recolectar plantas, estudiar la  geología de la Isla, etc; tal como haría Humboldt, durante su  estancia, del 19 al 25 de junio de 1799, y que tanta influencia tuvo en las siguientes expediciones alemanas.

Las vivencias y experiencias llevadas a cabo por estos naturalistas, eran publicadas en  las revistas científicas británicas o publicadas en forma de obra literaria, tal fue el caso del libro: Tenerife y sus seis satélites, de la famosa escritora irlandesa Olivia Stonne, en 1883,  que sería una perfecta guía propagandística de la Isla, a la describe como centro de atracción del Archipiélago.

Este desarrollo del turismo científico y de salud se produce en el momento en que el puerto de Tenerife era la única puerta de entrada habilitada para el comercio extranjero, se había concedido a Canarias la Ley de Puertos Francos -11 de julio de 1852-, lo que permitiría que barcos de bandera extranjera navegaran entre las islas, que el muelle de Santa Cruz había sido declarado Puerto de Interés General -8 de mayo de 1880-, dando lugar a un aumento del tráfico naviero, que los nuevos vapores dispusieran de excelentes comodidades, que se hubiera instalado el cable telegráfico (1883), para acelerar las comunicaciones. etc.

Los viajeros europeos que llegaban al puerto de Santa Cruz de Tenerife, con fines científicos o en busca de mejorar su salud, lo hacían en yates de su propiedad, en barcos fruteros, y en los vapores de línea regular, en su ruta hacía los puertos de África o América. Para orientarlos durante su estancia, comenzaron a editarse las Guías para Forasteros, en las que encontraban información de nuestra historia, transportes marítimos y terrestres, excursiones, alojamientos, etc.

El aumento progresivo de viajeros en nuestra capital, daría lugar a la construcción de edificios donde poder darles una acogida digna, pues,  hasta los primeros años del siglo XIX, Santa Cruz era el único lugar del Archipiélago que tenía una fonda con posada para los transeúntes y, a mediados del siglo, ya disponía de varios hoteles.

El Hotel Inglés, inaugurado en 1841, en la calle San Francisco nº 11, propiedad del súbdito británico Mr. Robertson, en 1880 fue adquirido por el comerciante portugués Louis Camacho.

Del Hotel Inglés habla la esposa de Richard Francis Burton, durante su viaje de luna de miel, en marzo de 1863. Cuando llegamos al pequeño muelle, en un barquito de remos, una docena de chicos cogieron nuestros bultos y, después de un pequeño paseo llegamos al Hotel Inglés, un lugar cómico, viejo y destartalado, con un interior curioso, recuerdo de la grandeza y el estilo español-morisco, mejor para dibujar que para dormir y comer.

El Hotel Camacho era un ejemplo de modernidad, pues tenía luz eléctrica y timbre en sus 30 habitaciones. Era el preferido de los turistas extranjeros.

Se encontraba en la calle de San Francisco nº 11, su propietario Louis Camacho -pionero de la industria hotelera en Tenerife- amplió sus instalaciones con fachada a las calle de San José y al callejón del Sí. El edificio era ejemplo de la arquitectura canaria, con un hermoso balcón en su fachada principal.

Del Hotel Camacho nos habla Olivia Stonne, en un artículo publicado el 4 de enero de 1884, en el periódico: Illustraded London News.

Sofocados por un calor al que no estábamos acostumbrados, llegamos caminando hasta el Hotel Camacho. Nuestro equipaje venía detrás en un carro canario, largo y estrecho, tirado por una mula.

Nuestras camas estaban rodeadas de mosquiteros y, para dormir, sólo nos recubrimos con una sábana. Mientras disfrutábamos de nuestro primer sueño, tanto éste como la tranquilidad  fueron interrumpidos por un grito fuerte, y no sin cierta musicalidad, emitido en la calle: “Ha dado la una y sereno”.

Por la mañana tardamos bastante tiempo en vestirnos debido a los sonidos e imágenes existentes en la calle, y que nos obligaba a acercarnos a la ventana para no perder detalle….

El Hotel de la Marina -Fonda Española-, abierta en 1862, en la Plaza de la Candelaria –La Constitución- tenía 30 habitaciones, era el más barato y mejor de la ciudad, con espaciosas habitaciones, bien ventiladas.

En febrero de 1889 se trasladó a los bajos del Casino, con el nombre de Hotel Internacional.

El Hotel Británico u Hotel Battenberg, uno de los hoteles con más bella arquitectura que tuvo Santa Cruz, proyectado por Mariano Estanga, estaba situado en el Paseo de los Coches -La Rambla-, haciendo esquina con la calle Jesús y María.

Comenzaba el siglo XX y Santa Cruz necesitaba construir más hoteles para que pudieran hospedarse los extranjeros que llegaban de Europa y pasaban aquí la primera noche, antes de emprender camino hacía los centros de salud (Puerto de La Cruz, Guimar, Vilaflor, etc,) o escalar al Pico del Teide.

El Gran Hotel Quisisana, construido, en 1904, por Enrique Wolfson, en una colina que bordeaba el paseo de los Coches -La Rambla- con vistas sobre la ciudad y el puerto. Por su confort y lujo era uno de los mejores establecimientos turísticos de Tenerife. Tenía visita médica diaria, habitaciones con cuarto de baño en cada piso, ascensor eléctrico, etc.

El Quisisana –aquí se sana- permanecía abierto de noviembre a mayo para atender a los enfermos bronco pulmonares que venían de Europa en busca de su salud.

La Fonda de Panasco,  la casa de huéspedes más antigua de Santa Cruz, pasaría a convertirse, en 1904, en el Hotel Orotava, situado en la Plaza de la Constitución nº 1. No tenía lujos, pero los clientes la recomendaban por su comodidad y buen trato.

El Hotel Victoria, emplazado, en 1901, en la Plaza de la Constitución –La Candelaria-, haciendo esquina con las calles del Dr. Comenge - San Francisco- y San José. Famoso por su amplio confort, exquisito trato, sus ventiladas y soleadas habitaciones, excelente higiene, grandes comedores, etc.

Este edificio, obra de Manuel de Cámara, crearía escuela en hoteles y viviendas familiares de Santa Cruz.

El Hotel Pino de Oro, ubicado, en 1904, en un hermoso palacete situado en La Ninfa, con grandes vistas al puerto.

Poseía unos magníficos jardines con toda clase de plantas, tropicales y subtropicales. Su nombre marcaría su actual enclave urbanístico.

El Hotel Alexandra, situado en la calle del Castillo, dando a las calles Robayna y Jesús Nazareno. Conocido también como el Hotel de Olsen o “la casa del barco”, tenía bastante confort.

En este siglo XX, también existieron en Santa Cruz de Tenerife otros hoteles de menor categoría que contribuirían a dar una imagen cosmopolita. En estas casas de huéspedes, pensiones, etc. los turistas y viajeros encontraban buen trato, cama y comida, según su situación económica.

Teide y Continental, ambos situados en la calle Eduardo Cobian (La Marina). Niza, en la plaza del Príncipe, dando esquina a la calle Villalba Hervás y a Valentín Sanz. París, en la calle de las Tiendas (Cruz Verde). Colón, en la calle del Castillo, 27. Madrid, en la Plaza de la Iglesia de la Concepción. España y Peninsular, ambos situados en la calle Cruz Verde. Atlantic, en la calle Méndez Núñez, esquina Viera y Clavijo. Villa Benitez, en las afueras de la ciudad, fundado por Anselmo J. Benitez, también era Museo, Archivo y Biblioteca.

Al cerrarse el Hotel Quisisana (1940), Santa Cruz de Tenerife quedó en una situación bastante precaria de plazas hoteleras; entonces, el Capitán General de las Islas y Jefe del Mando Económico de Canarias, Francisco García Escámez, convocó un concurso público (1945) para levantar un hotel que ofreciera confort, lujo y calidad de servicios; es decir, que fuese el escaparate del arte oficial –barroco colonial- de aquellos años de posguerra.

El 8 de marzo de 1950, el hotel era entregado al Cabildo de Tenerife y, 24 horas más tarde, la cadena HUSA lo recibía para su explotación, con 86 habitaciones para 170 huéspedes.

El Iberostar Gran Hotel Mencey, situado en la calle Doctor José Navieras, 38, ha sido durante estos 66 años el más emblemático de Santa Cruz; pues por él han pasado personalidades de todo el mundo, como los Reyes de España, Príncipes de Asturias, la Duquesa de Alba, etc. Premios Nóbel: Camilo José Cela, José Saramago, Mario Vargas Llosa, etc. Artistas: Elizabeth Taylor, Richard Burton, Sofía Loren, Matt Darmon, etc. Pintores: César Manrique, Joan Miró., etc. Investigador marino: Jacques Cousteau. Futbolistas: Maradona, Pelé, etc. Toreros: Manuel Benítez el "Cordobés", etc. Cantantes: Julio Iglesias, Rafael, Michael Jackson, U2, Maná, y Ernesto Lecuona, famoso por sus creaciones musicales: Siboney, El cafetal, María de la O, que falleció en el Hotel, en 1963, cuando había venido a la Isla para conocer la cuna de sus antepasados.

Otros establecimientos hoteleros, situados en la capital, que también aparecerán en la señalización turística vial son: Taburiente, en la calle Doctor José Navieras, fundado en 1966, con 45 habitaciones, en la actualidad dispone de 173. Barceló Santa Cruz Contemporáneo, en la Rambla, nº 116, esquina con la calle Doctor Guigou. Colón Rambla, en la calle Viera y Clavijo, esquina Rambla de Santa Cruz, construido en 1973 y reformado en 2009. Príncipe Paz, en la calle Valentín Sanz, 33, inaugurado en 1991, dispone de 80 habitaciones estándar, y otras tantas, dobles y triples. Escuela Santa Cruz, en la Avenida San Sebastián, 152, inaugurado en 1998, tiene 57 habitaciones estándar, 5 Júnior Suite, 2 Suite, y una Suite Imperial. Silken Atlántida, en la avenida Tres de Mayo, esquina a la calle Áurea Díaz Flores. Inaugurado en 2001. Tanausú, en la calle Padre Anchieta, 8, inaugurado en 1965, dispone de 18 habitaciones. Adonis Plaza, en la plaza de la Candelaria, 10, y Adonis Capital, en la calle Cruz Verde, 24. Pelinor, en la calle Bethencourt Alfonso, 8, tiene 73 habitaciones. NH Tenerife, en la calle Candelaria, 3, esquina Doctor Allart, tiene 64 habitaciones. Atlántico, en la calle del Castillo, 12, con 60 habitaciones. Océano, en la calle del Castillo, 6, dispone de 28 habitaciones. Horizonte, en la calle Santa Rosa de Lima, 11, tiene 45 habitaciones. Náutico, en la calle Profesor Peraza de Ayala, 13, Residencial Anaga, con 40 habitaciones, fue inaugurado en 1990 y restaurado en 2006.