Líneas rojas para las zonas verdes

No es justo que las actitudes incívicas de un sector muy minoritario de la población entorpezcan el disfrute de esos espacios por parte de la gran mayoría de los chicharreros

Aprovechando que hoy, domingo, se inaugura la tradicional exposición de flores y plantas en el parque García Sanabria, uno de los actos más relevantes de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz, me gustaría realizar algunas reflexiones sobre los espacios verdes de nuestra ciudad.

Miles de personas pasarán por este enclave que considero sin ninguna duda emblemático, aunque este término haya perdido fuerza últimamente por su reiterativa e inadecuada utilización.

El García Sanabria es el buque insignia de los parques de la ciudad, un orgullo para los chicharreros y para los tinerfeños; un lugar que alberga un patrimonio natural tan exuberante como diverso.

Precisamente, en sintonía con esa condición y con la lógica obligación de conservación que compete al Ayuntamiento, realizamos un esfuerzo muy importante cada año en su mantenimiento.

Esta tarea, extensible también al resto de parques y jardines de la ciudad, se ve sin embargo entorpecida en más ocasiones de las deseadas. La acción de determinadas personas, irrespetuosas con un patrimonio que es de todos y para todos, nos obliga a desplegar recursos, en tiempo y trabajo, que nos podríamos ahorrar.

No es justo que las actitudes incívicas de un sector muy minoritario de la población entorpezcan el disfrute de esos espacios por parte de la gran mayoría de los chicharreros, que aprecian, quieren y cuidan su patrimonio. No es justo que el dinero de todos los contribuyentes tenga que dedicarse a reparar lo que unos descuidados –en el mejor de los casos– o unos desalmados –en el peor– destrozan.

Por esto, esta misma semana di instrucciones al área de Seguridad para iniciar un dispositivo especial para luchar contra estos comportamientos incívicos y penalizarlos con el cumplimiento escrupuloso de las ordenanzas municipales.

Santa Cruz ni los santacruceros se pueden permitir que los espacios públicos de la ciudad –en este caso sus parques y jardines– ofrezcan una imagen sucia y descuidada por la acción de determinados usuarios.

El Ayuntamiento seguirá desplegando los medios que sean precisos para su limpieza diaria, pero no permitirá que continúen las agresiones a nuestro patrimonio común, de modo que aquel que cometa una infracción en ese sentido será sancionado de acuerdo a la norma.

Sanciones que están refrendadas por la Justicia: esta misma semana el juzgado de Lo Contencioso Administrativo Número 3 de Santa Cruz ha dado la razón al Ayuntamiento y un vecino deberá abonar ahora 1.500 euros al erario municipal para resarcir a la ciudad por su conducta incívica y el daño causado. El juzgado, en concreto, desestimó los recursos que presentó el afectado contra la sanción.

Estoy convencido de que la gran mayoría de los chicharreros sabrán comprender la necesidad de adoptar una medida de este tipo, que no persigue otra cosa que mejorar el aspecto de la ciudad y garantizar al cien por cien la condición recreativa de los parques y jardines. Porque hay líneas rojas que no se deben traspasar en nuestras zonas verdes.

Cosas que debemos mejorar para seguir siendo una ciudad referente en materia de gestión de parques y seguir aspirando a reconocimientos como el que recientemente se ha concedido al Palmetum como mejor proyecto de jardinería pública de España en el transcurso del 45 Congreso Nacional de Parques y Jardines Públicos, celebrado en Málaga.

José Manuel Bermúdez Esparza