Santa Cruz asume mayor protagonismo en la restauración y defensa del correíllo La Palma

El Ayuntamiento se incorpora formalmente a la fundación como patrono y suscribe una nueva adenda al convenio de colaboración con esta entidad

 

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se convirtió hoy en patrono de la fundación canaria Correíllo La Palma, una entidad comprometida con la rehabilitación y la gestión del histórico buque a vapor que en su día era el único medio de transporte de personas y mercancías entre islas.

La incorporación formal de Santa Cruz a la fundación se hizo pública durante el acto de firma de una nueva adenda al convenio de colaboración que une al consistorio con esta entidad desde hace años, que permitirá incrementar la aportación anual del municipio hasta 20.000 euros.

Tras el acto de firma, que se realizó a bordo del propio buque, atracado en el muelle sur del recinto portuario, el alcalde de la capital, José Manuel Bermúdez, indicó que “para Santa Cruz, una ciudad de marcado carácter marítimo, es una satisfacción formar parte como patrono de una fundación que defiende con orgullo la recuperación de un buque que es memoria viva de nuestra ciudad, de nuestra isla y de nuestra tierra”.

Bermúdez, que estuvo acompañado por el octavo teniente de alcalde y concejal de Hacienda, Juan José Martínez, señaló que “la defensa de los valores patrimoniales de Santa Cruz ha sido una seña de identidad permanente en este mandato”.

El presidente de la fundación Correíllo La Palma, Juan Pedro Morales, agradeció el compromiso creciente de Santa Cruz y del Ayuntamiento por este proyecto singular.

Historia

Con el nombre “Correíllo” -informa la fundación- eran popularmente conocidos los vapores y motonaves que desde fines del siglo XIX cubrieron las líneas de transporte marítimo interinsulares entre las Islas, transportando pasaje, carga y correspondencia.

La historia de los vapores correos en Canarias comienza en 1888. Ese mismo año se incorporaron a los servicios interinsulares los primeros buques vapores, que cubrieron las rutas Canarias hasta principios de 1912.

En 1911 se convocó a subasta las líneas regulares que requerían de la incorporación de seis buques -los tres de mayor porte deberían superar las 1.000 toneladas de registro bruto, a los que se sumaban otros tres de menor porte-, siendo nuevamente adjudicado a la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios.

A lo largo de 1912 llegaron a Canarias los nuevos vapores construidos en astilleros ingleses. Los tres de mayor porte fueron el “Viera y Clavijo”, el “León y Castillo” y el “La Palma”.

Los tres buques restantes, de menor porte y conocidos popularmente como “los playeros”, tomaron el nombre de “Fuerteventura”, “Lanzarote” y “Gomera-Hierro”.

Puestos en servicio inmediatamente a su arribo a Canarias, esta flota cubriría durante las siguientes décadas -hasta 1976 en el caso del “La Palma”- el transporte de pasajeros y mercancías de los tráficos interinsulares canarios y con la costa africana.

Así, desde 1912, la población canaria podía ver los correíllos interinsulares saliendo de Tazacorte para Los Sauces y Santa Cruz de La Palma, para luego seguir hacia Vallehermoso, Hermigua, Valle Gran Rey, Playa Santiago o San Sebastián de la Gomera, continuando a Guía de Isora, Abona, El Médano y Santa Cruz en Tenerife. Tras recalar en la capital tinerfeña, continuaban viaje hacia Gran Canaria.

El correíllo La Palma fue construido en los astilleros ingleses de Middlesbrough como un vapor mixto de carga y pasaje, de cubierta de abrigo abierta y casco de acero remachado, con proa recta y popa redonda. Tiene una eslora de 67,1 metros, una manga de 9,05 y un calado de 3,7.