Esta semana hemos dado a conocer la planificación puesta en marcha por el Ayuntamiento para la repavimentación del viario de la ciudad. Sin duda alguna, se trata de la mayor iniciativa acometida en este campo durante la última década, con alrededor de 14 millones de euros y 40 actuaciones. Esto es posible gracias al saneamiento económico-financiero de nuestro Consistorio y el crecimiento de la inversión pública, situación que nada tiene que ver con la que padecimos en los años de la crisis.

 A diferencia de entonces, Santa Cruz está en condiciones de afrontar un plan de obras que permita renovar, de manera progresiva, el deterioro del firme de muchas de sus calles y avenidas, igual que de algunas carreteras que forman parte de la traza urbana de la ciudad. De ahí que hayamos decidido planificar, de manera escalonada, las actuaciones a llevar a cabo en los dos próximos años.

 Atendemos así, en buena medida, las demandas que nos han hecho llegar los vecinos de nuestros barrios, en los encuentros mantenidos periódicamente, en sus cinco distritos, que nos permiten pulsar de manera directa el sentir de la población.

La presentación de este plan de infraestructuras viarias ha venido a coincidir en el tiempo con la ejecución de los primeros proyectos. De hecho, este viernes tuve ocasión de acudir a dos de las obras que ya están en marcha, en barrios como Somosierra, Los Verodes y Finca La Multa, donde pude compartir con sus vecinos las expectativas e inquietudes que les generan estas mejoras.

Convencido de que es la manera óptima de hacer de la gestión pública un ejercicio de participación, lejos de los despachos y en contacto directo con la ciudadanía, durante estos encuentros también les informamos –en compañía de técnicos municipales y de las contratas encargadas de los trabajos– sobre los pormenores de los proyectos, tratando de disipar cualquier duda y corrigiendo algunos detalles en los que no se había caído.

Como he señalado en otras ocasiones, la mejora de la calidad de vida de los vecinos tiene que ver con la realización de pequeñas pero importantes actuaciones –la gran política de los pequeños detalles–, vinculada con la escucha de la opinión ciudadana acerca de sus propias necesidades.

Además, hemos acordado con otras administraciones públicas, como es el caso del Cabildo de Tenerife, la adhesión a este programa municipal de repavimentación, que contribuye a renovar la capa de rodadura de vías y carreteras insulares que atraviesan el municipio, colaborando con inversiones en nuestra capital. De la misma manera, nos hemos dirigido a la Autoridad Portuaria para que se sume también a esta iniciativa, en puntos de la red más próxima al litoral que son de su competencia, convencidos de su receptividad.

En definitiva, estamos ante el plan más ambicioso que se ha realizado en esta materia, al concentrar en poco tiempo una inversión muy significativa, que viene a corregir lo que no pudimos dedicar a este capítulo cuando no existían recursos suficientes, poniendo al día aquella parte del viario que más lo necesitaba.