Un regalo de dimensión histórica

Debemos a Luis Cola un gran número de libros y artículos, pero con un hilo común: la pasión por la ciudad, por sus gentes y la pulcritud en la interpretación del hecho histórico

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife acaba de editar una nueva obra, que compendia la labor de los alcaldes de la ciudad entre 1501 y 1941 en sus respectivos contextos históricos y que supondrá una magnífica herramienta de consulta y estudio para investigadores, aficionados y público en general.

Debemos la autoría del libro “Los alcaldes de Santa Cruz” al fallecido cronista oficial de la ciudad Luis Cola Benítez, algo que ya de por sí nos sitúa sobre la calidad de la obra, su rigor y el amor que desprende hacia Santa Cruz,

Luis Cola Benítez dedicó gran parte de su vida al estudio de la historia de la capital tinerfeña y a él debemos un gran número de libros y artículos, pero con un hilo común: la pasión por la ciudad, por sus gentes y la pulcritud en la interpretación del hecho histórico.

El pasado miércoles tuve el honor de presidir el acto de presentación de la obra y compartir el turno de intervenciones con el catedrático emérito del Derecho del Trabajo de la ULL, Manuel Álvarez de la Rosa, gran amigo de Luis Cola.

Ambos coincidimos en la capacidad, preparación y devoción que siempre caracterizó el trabajo de Luis Cola, pero también en sus innegables cualidades humanas, que hicieron de nuestro cronista una persona querida, apreciada y respetada por todos.

Por eso, la publicación de este nuevo libro es tanto importante: no solo como instrumento para el análisis y la investigación de nuestro pasado, sino también como corolario a una trayectoria profesional ejemplar.

Don Luis demostró siempre una implicación total con la ciudad, con sus entidades cívicas, culturales y sociales. Un amor que, en cualquier caso, nunca estuvo reñido con la crítica de lo que no le gustaba o con la demanda de todo aquello mejorable en Santa Cruz. Pero una crítica realizada siempre desde el respeto, la lealtad, el espíritu constructivo.

Su pérdida fue un duro golpe para esta ciudad, porque su voz fue siempre escuchada, como testigo cualificado y atento de cuanto acontecía a su alrededor.

Afortunadamente, nos queda la herencia de un trabajo minucioso y precioso sobre lo que fue Santa Cruz, lo que es Santa Cruz y lo que puede llegar a ser en el futuro.

Este último libro –que no pudo acabar como le hubiera gustado con la reseña de todos los alcaldes hasta el presente– es auténtico oro para los historiadores y un regalo para la ciudad a la que tanto quiso.

Un libro, además, prologado exquisitamente por Emilio Abad, militar, ex director del Centro de Historia y Cultura Militar y miembro, como el propio autor, de la Tertulia Amigos del 25 de Julio

Quiero agradecer en este punto la labor del actual cronista, José Manuel Ledesma, en los trabajos preparatorios de la edición, que ha dado como resultado una obra cuidadosamente diseñada y con el empaque y prestancia que debíamos a quien dedicó su vida a la ciudad que hoy todos compartimos.