Edificio Villasegura

Declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento por Decreto del 4 de julio de 2006

 

El noble edificio Villasegura, conocido comúnmente como Escuela de Comercio, sito en la Avenida Veinticinco de Julio, en el Barrio de los Hoteles, fue donado a la Ciudad por Imeldo Serís-Granier y Blanco, Marqués de Villasegura (Santa Cruz de Tenerife, 1848 – Madrid, 1904), al dejar en su legado la cantidad de 100.000 pesetas para que se construyera un edificio destinado a Establecimiento de Caridad, Benéfico o de Enseñanza, “lo que más falta haga en la Capital, a juicio de mis albaceas”, así como 50.000 pesetas para su mobiliario.

En las disposiciones de su testamento ponía las siguientes condiciones: Que en su fachada ondeara siempre la bandera nacional. Que el acceso fuese libre para los miembros de la Armada. Que si, por cualquier causa, las islas pasaban a manos extranjeras, el edificio quedaría bajo la jurisdicción de la Embajada, Consulado o representación española.

El edificio, proyectado por el arquitecto Manuel de Cámara y Cruz, comenzó a construirse en 1909 pero, debido al encarecimiento de los materiales y la falta de fondos, los albaceas se lo cedieron al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en  1922 con el compromiso de que lo terminara, conservara, tuviera finalidad docente y mantuviera el nombre de Institución de Enseñanza Imeldo Serís.

Al morir Manuel de Cámara, en 1928, el proyecto lo retoma el arquitecto Antonio Pintor, quien renuncia a la función museística del inmueble haciendo sus espacios más operativos, de manera que la gran escalera imperial la transforma en otra de tres tramos, a la vez que modifica muros y tabiques reconvirtiendo en aulas las salas del museo y la biblioteca. Las obras fueron dirigidas por el aparejador y maestro de obras Juan Ruiz.  

El edificio se inauguraría el 1 de febrero de 1939, al trasladarse a sus instalaciones la Escuela Oficial de Náutica y la Escuela Superior  de Comercio que se encontraban en el Palacio Municipal, compartiendo espacio con el Archivo Histórico Provincial.

El edificio

El inmueble, de planta rectangular, está conformado por tres cuerpos realzados, vinculados entre sí por dos piezas más simples en la planta baja.

La fachada, de composición simétrica en tres plantas, está formada por tres paños verticales, uno central (acceso) y dos laterales que reciben un tratamiento estilístico diferenciado.

Los tres cuerpos salientes se conectan mediante paños intermedios con estilizados ventanales de medio punto con montante acristalado, alfiz y pilastras separadoras, mientras que en la planta baja dominan los huecos escarzanos.

El basamento está decorado con listones horizontales, simulando sillares, mientras que los paños laterales son ciegos con esculturas de plano.

En el primer nivel los pilastrones que enmarcan la portada son sustituidos por cuatro pilares redondos. La coronación es con cornisa, y sobre los laterales existen dos frontones triangulares con rosetón incorporados en la fachada del tercer nivel, sostenidos por columnas jónicas sobre plintos cajeados.

Las columnas jónicas dotan al edificio de aires grecolatinos, mientras que las columnas pareadas sirven para mantener un tímpano donde se alzaba un medallón con la figura de Imeldo Serís, obra de Eduardo Tarquis, medallón que se cayó del hastial donde figuraba y no ha sido repuesto.

En la planta baja del inmueble se encontraban el vestíbulo, las oficinas y seis aulas para impartir enseñanzas, mientras que en la parte alta disponía de dos salones, para museo  y biblioteca, y un gran salón de actos.

Al añadirle una tercera planta sobre el antepecho de la azotea se alteraría la composición y la armonía de la edificación original a la vez que se inutilizó el lucernario que iluminaba la escalera del vestíbulo.

Como esta planta suponía una degradación visual para el edificio,  actualmente se está llevando a cabo la demolición de la misma con el fin de asegurar la estabilidad estructural del edificio y el riesgo para los usuarios del inmueble.

Ya se han restaurado los muros perimetrales y se encuentra en fase de redacción el proyecto de rehabilitación que mejorará la accesibilidad y la evacuación.  

Consideramos que, aprovechando estas obras, en la fachada central debería reponerse el medallón central con la efigie de Imeldo Serís y en las dos hornacinas laterales, sobre los medallones de José Viera y Clavijo y Agustín Bethencourt y Molina,  las esculturas de las Ciencias y las Artes que fueron proyectadas y no llegaron a colocarse.

El edificio acoge la Academia Local de Seguridad y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, ubicada en el semisótano del edificio. 

 

Por José Manuel Ledesma Alonso