El Parque García Sanabria

El Gobierno de Canarias acaba de declararlo Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Jardín Histórico

El pasado 28 de noviembre, el Gobierno de Canarias declaró al Parque Municipal García Sanabria, Bien de Interés General, con categoría de Jardín Histórico. Uno de los espacios de ocio más emblemáticos, situado en el corazón de Santa Cruz de Tenerife, aparte del hecho histórico, también ofrece valores ambientales, botánicos y artísticos, distribuidos a lo largo y ancho de sus paseos, caminos, zonas ajardinadas y arboladas, combinadas con fuentes y esculturas.

Pro-Parque

En 1881, Patricio Estévanez Murphy (Santa Cruz de Tenerife 1850- La Laguna 1926), uno de los periodistas más insignes de Canarias, lanzó la idea de construir un parque público en Santa Cruz de Tenerife pero, debido a los pocos recursos de que disponía el  municipio, la idea resultó irrealizable.

Siete años más tarde, la Sociedad Constructora de Edificios Urbanos, encargada del ensanche de la ciudad, compró una finca de 67.320 metros cuadrados a Eladio Roca -alcalde en esos momentos- entre las calles Numancia, Méndez Núñez, Doctor José Navieras y Rambla de Santa Cruz.

Poco a poco, la idea de don Patricio Estevanez fue ganando adeptos y los miembros del Gabinete Instructivo -institución de relevancia existente en Santa Cruz, existente desde 1869 a 1901, preocupada por cuanto pudiera representar progreso para la ciudad- comenzaron a debatir las posibilidades de que la ciudad tuviera un gran espacio verde integrado en el corazón urbano.

Uno de sus miembros, el Dr. Guigou (Puerto de la Cruz 1861-Santa Cruz de Tenerife 1936) partidario de que hubiera un parque público en el que los niños pudieran jugar, al tiempo que respiraban el más puro y sano de los aires, comienza a publicar en la prensa artículos sobre el tema. instando a los responsables públicos a llevarlas a cabo. Ante su insistencia, el alcalde accidental Martí Dehesa, en 1922,  acuerda incluir en el próximo presupuesto un crédito para cubrir los primeros gastos, encarga al arquitecto municipal la redacción de un proyecto, y crea una comisión, denominada “Pro-Parque”. El Ayuntamiento abrió la suscripción, aportando 25.000 pesetas, a la que se sumaron los vecinos, hasta alcanzar las 200.000 con las que adquirieron los terrenos.

El artífice del proyecto

En septiembre de 1923 se produce el golpe militar de Primo de Rivera, y el capitán general Alberto de Borbón y Castellví, duque de Santa Elena, declara el Estado de guerra en la provincia. El primero de octubre, el ayuntamiento de la todavía capital de Canarias cesa en pleno, siendo sustituido por una Junta Municipal que, en votación secreta, procede a la elección de alcalde. De los 29 votos posibles, Santiago García Sanabria obtiene 24.

Don Santiago García Sanabria cursó sus estudios en la escuela pública -único medio de instrucción que pudo facilitarle su modesta familia-, ingresó como voluntario en el Batallón que guarnecía la plaza, llegando a alcanzar el grado de sargento. Abandonó el Ejército para dedicarse a dar clases de Contabilidad, en la que contaba con un reducido número de alumnos. Trabajaba durante el día y por las noches se recluía en la Biblioteca municipal, ansioso de aumentar sus conocimientos y preparación. Fue un entusiasta y aprovechado autodidacta, que en solitario llegó a aprender leyes y varios idiomas, lo que llegaría a serle muy útil a lo largo de sus actividades públicas y privadas.

Con la dedicación y voluntad propias de su personalidad, como no sabía nada de política municipal, cuando fue nombrado Alcalde en lugar de pretender introducir grandes innovaciones, trabajó en lo que demandaban los ciudadanos; es decir, culminar los muchos proyectos que estaban iniciados y aparcados por falta de medios o de planificación.

Uno de esos proyectos era el ansiado Parque Municipal; por ello, impulsa, anima y dirige a la comisión “pro-parque”  para que logre un acuerdo con la Sociedad Constructora y, el 12 de diciembre de 1923, formaliza la escritura pública de adquisición de los terrenos.

Los paseos y zonas ajardinadas comenzaron en 1924. En la década siguiente se construyeron los arcos de hierro para el paseo de la rosaleda, se iniciaron las obras para el alumbrado y, por último, se construyó un sistema de riego, con cargo al Paro Obrero.

Don Santiago renunció a la alcaldía, en 1924, por no poder atender sus asuntos particulares, sustituyéndole Francisco La Roche Aguilar, cuya Corporación dimitió en la sesión del 14 de octubre de 1925,  en la que se designaron nuevos concejales que, después de tomar posesión de sus cargos, procedieron a la elección del nuevo alcalde. De los 32 votos posibles, García Sanabria obtuvo 31.

Los logros obtenidos en su fructífera gestión, durante las dos etapas en que tuvo a su cargo los asuntos municipales fueron innumerables. Valgan como ejemplos: el plan de alcantarillado, inicio de las obras del nuevo puente Galcerán, depósito de agua junto a la Plaza de Toros y en Salamanca Chica, alcantarillado y pavimentación de numerosas calles, mejoras en el mercado, matadero, cementerios, etc.

Reglamentos para la Academia Municipal de Música,  Guardia Municipal,  autobuses urbanos, servicios de Sanidad, Beneficencia e Inspección de alimentos, Nuevas ordenanzas municipales y creación del Montepío de los empleados municipales.

Cesión del castillo de San Cristóbal y de otros edificios militares inútiles, permutándolos por solares u otros edificios.

Además de lograr un acuerdo con La Laguna para modificar y ampliar el término municipal de Santa Cruz.

El 17 de noviembre de 1930,  García Sanabria vuelve a renunciar a su cargo con carácter irrevocable. Poco después sería presentada una iniciativa pública encomiando su labor, a la que se adhirieron la mayor parte de los ayuntamientos de la provincia.

Don Santiago García Sanabria falleció el 22 de mayo de 1935,  en señal de duelo se suspendió la sesión municipal que se estaba celebrando e inmediatamente comenzaron las gestiones para erigirle el monumento que se encuentra en la plazoleta central del Parque que lleva su nombre.

Vegetación

Al principio se aprovecharon todas las donaciones de ejemplares arbóreos, algunos trasplantados de jardines particulares, pero en los años siguientes su colección se fue incrementando con especies reproducidas en el vivero municipal.

La flora del parque cuenta con una rica colección de plantas ornamentales, mayoritariamente exóticas, de origen tropical y subtropical.  Hay representación abundante de especies comunes como la palmera canaria, Flamboyant, Laurel de India y la Bougainvillea, especies poco comunes, de gran interés botánico como la colección de especies de Picus, donados por el Jardín de Aclimatación de La Orotava.

Árboles y palmeras de gran tamaño están distribuidos por toda la superficie y varios ejemplares tienen la edad del parque, como la Ceiba, Cocoteros,  y Tamarindos.

También existen algunos ejemplares de Majagua, varias especies de palmeras procedentes del Palmetum, ejemplares adultos de Macrozamia communis, así como un rincón de especies típicas del Mediterráneo como olivos y plantas aromáticas. Son muy curiosos y llamativos los Bambúes que bordean algunos paseos, así como el paseo de La Rosaleda.

En la reforma realizada desde 2004 a 2006 se plantaron o replantaron espacios con rosales, cactáceas, cycas musáceas, aráceas, árboles de Plumería, etc.

Monumentos

El monumento más emblemático del parque, dedicado a García Sanabria, se encuentra en el centro  de la plaza donde se cruzan los dos paseos diagonales.

Diseñado por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado, está compuesto por dos piezas de técnica totalmente distintas y consta de una enorme fuente con diferentes chorros de agua, que tiene en el centro un obelisco  de tipo expresionista en el que hay varias esculturas talladas en piedra. La escultura, cuya estatua está dedicada a la “Fecundidad” fue realizada por Francisco Borges Salas, e inaugurada el 4 de octubre de 1937, es un merecido homenaje a uno de los más fecundos alcaldes que ha tenido Santa Cruz.

El monumento Homenaje al Doctor Guigou, obra del escultor Borges Salas, que se encontraba en el paseo Dominguez López Torres, después de una restauración exhaustiva por parte del Ayuntamiento ha sido trasladado al paseo Borges Salas, un emplazamiento que permite una mayor visibilidad. Se le rebajado la altura de la pieza por entender que se trataba de un obsequio de los niños de la ciudad, pues, después de su muerte (1936), realizaron una colecta con la que se hizo una medada de bronce que reproduce su perfill.

El monumento al Clima, escultura en piedra de José Blasco Robles, está formada por una base sobre la que se levantan prismas verticales y opuestos que aprisionan un termómetro. Sobre la estructura existe una tortuga con una esfera de hierro con los signos del zodiaco y la silueta de Tenerife. Monumento que esta semana ha recibido la desagradable visita de los grafiteros.

Otros monumentos están dedicados Diego Crosa -"Crosita"- autor de numerosos cantares a las Islas Canarias. A Ángel Guimerá,  escritor  en lengua catalana, pero nacido en Tenerife. a Emilio Calzadilla, abogado, masón y político republicano. A Manuel de Cámara, arquitecto. A Adalberto Benítez, concejal que desempeñó durante dieciocho años ininterrumpidos el Servicio de parques y jardines. Busto a Leonor Pérez, nacida en Santa Cruz de Tenerife, madre de José Martí, político cubano.

Esculturas

De las 40 obras de escultores nacionales y extranjeros que se expusieron en la I Exposición Internacional de Esculturas en la Calle, organizada, en 1973, por el Colegio de Arquitectos de Canarias, algunas, al estar en calidad de préstamo, fueron devueltas, mientras que otras fueron donadas por sus autores a la ciudad. Trece de ellas, se encuentran en el Parque García Sanabria; diez tituladas por sus autores y tres sin titular.

Estas obras son: Penetrable, de Jesús Soto; Estela espacial, de Amadeo Gabino; Monumento al gato, de Óscar Domínguez; Laberinto -Homenaje a Borges-, de Gustavo Torner; Homenaje a Millares, de Claude Viseux; Solidaridad, de Mark Macken, o Introversión, de Joseph María Subirachs.

Las restantes obra que, desgraciadamente, han sufrido actos vandálicos, y por lo tanto han tenido que ser restauradas son Dado para 13, de Remigio Mendiburum; Homenaje a Gaudí, de Eduardo Paolozzi; Homenaje a las Islas Canarias, de Pablo Serrano; Monumento al clima, de José Blasco; Las cuatro estaciones, anónima, donada por la ciudad de Venecia.

Otra obra que ha recibido el ataque de estos vándalos es el Busto de General O'Donnel, situado a la entrada del paseo de los bambúes, frente a la calle que lleva su nombre.

También existen tres piezas sin título: Estructura metálica de la que cuelgan sacos de hormigón, de Joseph Guinovart; cuatro figuras de aspecto antropomórfico, de Federico Assler, y una escultura en hormigón, de Jaume Cubells.

Con posterioridad a esta Exposición, el escultor tinerfeño Eladio de la Cruz donó una obra que representa una figura humana, sentada y de rasgos estilizados.

Los nombres de los paseos

En el Pleno Municipal celebrado el 21 de octubre de 1994, la Corporación acordó ratificar la propuesta del 16 de abril de 1993, para incoar el expediente para denominar los paseos del Parque con los nombres de ilustres tinerfeños que destacaron en diversas artes y profesiones.

Por ello, a los actuales nombres de Juan Marichal, José Blasco Robles, Domingo Pérez Minik, Agustín León Villaverde, Francisco Borges Salas, Domingo López Torres, Francisco Aguilar y Paz, Marcos Guimerá Peraza,  Manuel Bonnin Guerín y Arístides Ferrer, consideramos deberían añadirse otros personajes con los que nuestra ciudad se considera deudora de reconocimiento.

Estos ilustres chicharreros que se añadirían podrían ser Patricio Estévanez, periodista, que fue quién lanzó la idea de la construcción del Parque; María Rosa Alonso, ensayista, cofundadora del Instituto de Estudios Canarios; Antonio Rumeu de Armas, historiador; Francisco Martinez Viera, benemérito Alcalde, cofundador del periódico La Tarde; Pedro García Cabrera, el poeta que mejor ha exaltado el nombre de Santa Cruz; Eduardo Westerdahl, director de la revista Gaceta de Arte y promotor de la 1ª Exposición de esculturas en la Calle (1973); José Desiré Dugour, autor de Historia de Santa Cruz de Tenerife; Felipe Poggi Borsotto, autor de la Guía Histórico-Descriptiva de Santa Cruz de Tenerife; Pedro Tarquis Rodriguez, investigador del pasado histórico-artístico de nuestra ciudad; Sebastián Padrón Acosta, sacerdote e investigador histórico-artístico de Santa Cruz de Tenerife; Alejandro Cioranescu, profesor universitario, autor de la monumental Historia de Santa Cruz de Tenerife; Alfonso García-Ramos, novelista y periodista del periódico La Tarde, o Francisco Pimentel, periodista, autor del libro Santa Cruz, la nuit.

Puntos de encuentro

El Reloj de Flores, ubicado en la entrada que da a la calle del Pilar, es punto de encuentro habitual tanto para los santacruceros como para los visitantes de la ciudad. El reloj fue fabricado en Suiza por la casa Favag y donado por el cónsul de Dinamarca, P. Larsen, en 1958. Se caracteriza por estar permanentemente adornado con flores frescas.

La Palmera del Parque, uno de los árboles singulares más reconocido y característicos de la ciudad, está situada en la plaza Fernando Pessoa, en la  esquina de Méndez Núñez con José Navieras, mide 20 metros de altura y tiene más de 125 años.

El carrito del Abuelo, en el rincón del Parque, en que su dueño hacía de verdadero abuelo, pequeño, arrugado, con pelo blanco, y una paciencia infinita con toda la chiquillería que gritaba a la vez: “¡Abuelo, una melcocha!”, “¡Abuelo, ¿cuánto cuestan las chufas?”, “¡Abuelo, dame una peseta de pipas!”…

Sala de exposiciones temporales y un pequeño teatro, abierto de martes a sábado de 11 a 13 y de 18 a 21 horas. Domingos y festivos de 10 a 15 h. La entrada es gratuita.

Quiosco, bar y restaurante, situado en lo alto de la Sala de Exposiciones y dando a la Rambla de Santa Cruz,  Dispone de aseos –al público- ascensor y terraza de 130 metros cuadrados.