1. Promoción de la responsabilidad de los dueños de perros, educándolos sobre la importancia de recoger y deshacerse adecuadamente de los excrementos de sus mascotas.
2. Fomento de la adopción de perros y de su cuidado responsable.
3. Implementación de programas de reciclaje y de desecho adecuado de basura para reducir los residuos generados por todos nosotros.
4. Educación sobre el respeto y la tolerancia hacia todos los miembros de nuestra comunidad, incluyendo a nuestras mascotas, construyendo una cultura de armonía y buen vecindario.
5. Asociaciones con empresas locales para el patrocinio de dispensadores de bolsas para heces de perros en parques y otras zonas comunes, incentivos para una comportamiento responsable.
6. Actividades de concienciación y limpieza comunitaria para mantener limpias nuestras calles, parques y otros espacios públicos.
A este respecto, no es justo ni lógico señalar que tener perros está mal o que todos los perros ensucian la ciudad, cuando son realmente los dueños irresponsables los que alimentan este problema. Al igual que tirar basura en la calle, no recoger los excrementos de nuestros perros es un acto de irresponsabilidad cívica.
Por otra parte, tampoco es apropiado o justo apuntar con el dedo únicamente a los dueños de mascotas. Muchos de nosotros también hemos contaminado nuestra ciudad de una forma u otra, ya sea tirando basura, desechando electrodomésticos o muebles viejos de manera inadecuada, sin hablar de la contaminación industrial y del transporte.
Por lo tanto, en lugar de señalar y culpar a los demás, debemos reflexionar sobre nuestra propia conducta y promover la limpieza y el respeto por nuestro entorno.
Propongo una campaña de tolerancia y responsabilidad compartida. "Por una ciudad más limpia: es responsabilidad de todos". Esta campaña podría incluir acciones como:
En primer lugar, es fundamental comprender que tener un perro u otra mascota es un derecho que todos los individuos deben gozar, siempre y cuando puedan proporcionarle un cuidado adecuado. Los perros, en particular, han sido compañeros de los humanos durante miles de años, demostrando ser beneficiosos para nuestra salud mental, física y emocional. Proporcionan compañía, fomentan un estilo de vida activo y pueden ayudar a aliviar situaciones de estrés y ansiedad.
Es cierto que hay preocupaciones sobre los desechos que los perros pueden dejar en áreas públicas. Sin embargo, es importante recordar que el problema no radica en los perros sino en la conducta irresponsable de algunos dueños de mascotas. Los perros, como cualquier otra especie, producen desechos como parte de su naturaleza básica, y es responsabilidad del dueño manejar esos desechos de manera adecuada. De la misma manera, las personas también ensucian la ciudad en varias formas y no existen medidas estrictas en su contra.
No entiendo la oposición sistemática de los mascotistas a las medidas que permiten sancionar las infracciones de los irresponsables. Siempre hablan de responsabilidad, pero es un hecho que siempre habrá una parte que no lo va a ser. ¿Porqué se empeñan en proteger a los infractores?
Para solucionar el problema de los excrementos y orines existen numerosos ejemplos en otras ciudades. En Las Palmas de GC, “ Está PROHIBIDO dejar orinar a tu perro/a contra fachadas, vehículos o árboles, en cualquier acera, parterre, alcorque o sobre mobiliario urbano.” También en 79 municipios españoles (23 más que hace un año) ya se exige a todo aquel que tenga perro que acuda al veterinario para tomarle una muestra de sangre o saliva y registrar así su ADN. Este censo permitirá multar a quienes no recogen la caca de sus mascotas, tal y como ya hacen 48 de estas ciudades.
Recordemos siempre que la higiene y el respeto por nuestro entorno urbano es una responsabilidad compartida. Si todos asumimos esta responsabilidad con seriedad, podemos disfrutar de una ciudad más limpia y saludable para todos, incluyendo nuestras queridas mascotas. En lugar de alimentar la discordia, esforcémonos en fomentar la cooperación y la aceptación mutua. Vivir en una ciudad implica convivir con una variedad de individuos, tanto humanos como no humanos, y nos corresponde a cada uno de nosotros hacer de nuestro hogar compartido un lugar donde todos podemos vivir juntos en armonía.
Dejemos también pues que recaiga en la responsabilidad compartida el cumplimiento de las normas de tráfico por ejemplo para no alimentar la discordia entre peatones y conductores
Desde el 2006, el Ayuntamiento tiene en conocimiento un estudio sobre las colonias felinas y la gestión ética de gatos domésticos mediante el método CER para gestionar esta problemática y dejar de capturar y matar (gasto económico continuo, ineficaz y nada transparente hacia la ciudadanía)
1. Promoción de la responsabilidad de los dueños de perros, educándolos sobre la importancia de recoger y deshacerse adecuadamente de los excrementos de sus mascotas.
2. Fomento de la adopción de perros y de su cuidado responsable.
3. Implementación de programas de reciclaje y de desecho adecuado de basura para reducir los residuos generados por todos nosotros.
4. Educación sobre el respeto y la tolerancia hacia todos los miembros de nuestra comunidad, incluyendo a nuestras mascotas, construyendo una cultura de armonía y buen vecindario.
5. Asociaciones con empresas locales para el patrocinio de dispensadores de bolsas para heces de perros en parques y otras zonas comunes, incentivos para una comportamiento responsable.
6. Actividades de concienciación y limpieza comunitaria para mantener limpias nuestras calles, parques y otros espacios públicos.
A este respecto, no es justo ni lógico señalar que tener perros está mal o que todos los perros ensucian la ciudad, cuando son realmente los dueños irresponsables los que alimentan este problema. Al igual que tirar basura en la calle, no recoger los excrementos de nuestros perros es un acto de irresponsabilidad cívica.
Por otra parte, tampoco es apropiado o justo apuntar con el dedo únicamente a los dueños de mascotas. Muchos de nosotros también hemos contaminado nuestra ciudad de una forma u otra, ya sea tirando basura, desechando electrodomésticos o muebles viejos de manera inadecuada, sin hablar de la contaminación industrial y del transporte.
Por lo tanto, en lugar de señalar y culpar a los demás, debemos reflexionar sobre nuestra propia conducta y promover la limpieza y el respeto por nuestro entorno.
Propongo una campaña de tolerancia y responsabilidad compartida. "Por una ciudad más limpia: es responsabilidad de todos". Esta campaña podría incluir acciones como:
En primer lugar, es fundamental comprender que tener un perro u otra mascota es un derecho que todos los individuos deben gozar, siempre y cuando puedan proporcionarle un cuidado adecuado. Los perros, en particular, han sido compañeros de los humanos durante miles de años, demostrando ser beneficiosos para nuestra salud mental, física y emocional. Proporcionan compañía, fomentan un estilo de vida activo y pueden ayudar a aliviar situaciones de estrés y ansiedad.
Es cierto que hay preocupaciones sobre los desechos que los perros pueden dejar en áreas públicas. Sin embargo, es importante recordar que el problema no radica en los perros sino en la conducta irresponsable de algunos dueños de mascotas. Los perros, como cualquier otra especie, producen desechos como parte de su naturaleza básica, y es responsabilidad del dueño manejar esos desechos de manera adecuada. De la misma manera, las personas también ensucian la ciudad en varias formas y no existen medidas estrictas en su contra.
No entiendo la oposición sistemática de los mascotistas a las medidas que permiten sancionar las infracciones de los irresponsables. Siempre hablan de responsabilidad, pero es un hecho que siempre habrá una parte que no lo va a ser. ¿Porqué se empeñan en proteger a los infractores?
Para solucionar el problema de los excrementos y orines existen numerosos ejemplos en otras ciudades. En Las Palmas de GC, “ Está PROHIBIDO dejar orinar a tu perro/a contra fachadas, vehículos o árboles, en cualquier acera, parterre, alcorque o sobre mobiliario urbano.” También en 79 municipios españoles (23 más que hace un año) ya se exige a todo aquel que tenga perro que acuda al veterinario para tomarle una muestra de sangre o saliva y registrar así su ADN. Este censo permitirá multar a quienes no recogen la caca de sus mascotas, tal y como ya hacen 48 de estas ciudades.
Muy buenas soluciones, mejorarían la limpieza de la ciudad de manera notable.
Recordemos siempre que la higiene y el respeto por nuestro entorno urbano es una responsabilidad compartida. Si todos asumimos esta responsabilidad con seriedad, podemos disfrutar de una ciudad más limpia y saludable para todos, incluyendo nuestras queridas mascotas. En lugar de alimentar la discordia, esforcémonos en fomentar la cooperación y la aceptación mutua. Vivir en una ciudad implica convivir con una variedad de individuos, tanto humanos como no humanos, y nos corresponde a cada uno de nosotros hacer de nuestro hogar compartido un lugar donde todos podemos vivir juntos en armonía.
Dejemos también pues que recaiga en la responsabilidad compartida el cumplimiento de las normas de tráfico por ejemplo para no alimentar la discordia entre peatones y conductores
Desde el 2006, el Ayuntamiento tiene en conocimiento un estudio sobre las colonias felinas y la gestión ética de gatos domésticos mediante el método CER para gestionar esta problemática y dejar de capturar y matar (gasto económico continuo, ineficaz y nada transparente hacia la ciudadanía)