Patrimonio Histórico Portuario VI, La Marquesina

El puerto de Santa Cruz no dispondría hasta 1913 de una instalación adecuada para recibir a los pasajeros que llegaban a la Isla o les resguardara del Sol mientras esperaban para embarcar, pues las lanchas de servicio portuario que hacían de enlace con los buques fondeados en la bahía les solían recoger o dejar en las escaleras de acceso al muelle de Los Platillos, llamado así porque sus escalinatas, dispuestas por parejas y de forma opuestas entre sí, vistas desde el mar parecían la armazón de los platillos de una balanza.

Por este sencillo desembarcadero, muchos emigrantes partieron en busca de mejor fortuna y numerosos viajeros ilustres y turistas llegaron a la Isla potenciando las relaciones comerciales, históricas y científicas con el resto de los Continentes; tal es así que, en la visita del Rey Alfonso XIII en 1906, el Ayuntamiento tuvo que encargar al arquitecto Mariano Estanga una especie de pabellón que diera sombra y cobijo a la comitiva. La provisional construcción no sólo cumpliría su cometido en aquel momento, sino que luego fue instalada como cenador en los jardines del Hotel Quisisana, donde permanecería muchos años.

La Marquesina

No sería hasta 1913 cuando la Junta de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife encargó al arquitecto Antonio Pintor y Ocete una edificación metálica para el embarque y desembarque de los viajeros, la cual recibiría el nombre de Marquesina, siendo instalada en la segunda alineación del muelle Sur.

La Marquesina, realizada en la fundición de Juan Miró y Casev de Sevilla, de la que Antonio Pintor era su representante en la Provincia, conformaba un pabellón en el que predominaba más la intención ornamental que la funcional.

Esta especie de templete, abierto en todo su contorno, consta de una cubierta a cuatro aguas, sustentada por ocho finas columnas de hierro fundido en moldes, cuatro a cada lado. El techo está recubierto con planchas de plomo en su parte superior, mientras que su interior está machihembrado. El entablamento del techo está adornado con una crestería de flores de lis, encumbrándose en su parte delantera central a modo de frontón. La parte alta de cada pilar está decorada con adornos en vuelo, imitando una zapata.

Contaba con dos escalinatas de sillería, opuestas entre sí y conformadas por dos series de peldaños, de 4 y 6 escalones cada una, para el embarque y desembarque de las personas.

A su lado se colocó un pescante fijo de hierro (grúa movida a mano) para el servicio de equipaje.

El desembarco de los pasajeros solía resultar peligroso y pintoresco, pues después de saltar de la lancha a la base de las escalinatas del muelle tenían que recoger el equipaje que había llegado en otra falúa y soportar que el celador de Puertos Francos le registrara los baúles, formando un bochornoso espectáculo ante los curiosos que allí se agolpaban.

Al estar situada en el corazón de las actividades mercantiles del Puerto, desde aquí también se realizaba el intenso tráfico de mercancías a través del tren de lanchas, gabarras de pequeño tonelaje que iban y venían a/desde los barcos fondeados frente a las costas de Valleseco.

Durante muchos años fue el centro de reunión de los cambulloneros, de los trabajadores de la carga blanca -llamados así para distinguirlos de los obreros del carbón-, de los guachimanes portuarios (Guarda Muelles), y de todas aquellas personas relacionadas con el Puerto, de una u otra manera.

Cambios de ubicación de la Marquesina

Las reformas de ampliación llevadas a cabo en el puerto de Santa Cruz de Tenerife durante estos 110 años han dado lugar a que la Marquesina se haya tenido que cambiar de lugar en varias ocasiones.

Desde el año 2009 se encuentra en su actual emplazamiento, debido a que la primera alineación del muelle Sur en la que se encontraba quedó enterrada por las obras de relleno que se hicieron para obtener una plataforma de 12.000 metros cuadrados, destinada a zonas de preembarque y movimiento de pasajeros de las navieras Armas y Fred Olsen.

A su lado permaneció atracada la central térmica flotante Nuestra Señora de la Luz, desde 1962 a 1973, y estuvo instaladala estación del Jet Foil, desde 1982 a 1992.

Romántico rincón portuario

En la Marquesina, Santa Cruz daba la bienvenida a cuantos llegaban por los caminos de la mar, a la vez que despedía con añoranza a todos aquellos que machaban a otras latitudes en busca de mejor fortuna.

Aunque ha sido reemplazada por nuevas Estaciones Marítimas, todavía constituye un elemento de ornato urbano que forma parte del patrimonio histórico del Puerto-Ciudad, conformando la estampa nostálgica del viejo Santa Cruz.

Este romántico rincón portuario tenía un carácter acogedor, y así lo expresaron en sus relatos los visitantes que nos dejaron su huella literaria e histórica en nuestra Isla.

Como en su construcción se utilizó el hierro como técnica novedosa, hoy está considerada una de las muestras más significativas de la época en este tipo de arquitectura.