Virgen del Carmen

Patrona de la gente de la Mar

Los marinos tinerfeños eligieron una Imagen Sagrada para que les guiase y protegiera a llegar a buen puerto, colocándola en la parte alta de la Isla.

Según Álvarez Rizo (Puerto de La Cruz 1796-1883), desde el s.XVIII muchos hombres y mujeres acudían a la romería que se celebraba el sábado de Naval en La Esperanza, donde este pueblo campesino le expresaba su advocación a Nuestra Señora del Carmen, cantándole la Salve con un tono semejante al que usaban los marineros cuando levaban anclas.

Sin embargo, Juan Primo de la Guerra (San Cristóbal de La Laguna 1775-1819) ubica a la primera imagen de la Virgen del Carmen en la ermita santacrucera de San Telmo, donde los marineros la veneraban junto a pequeños cuadros que representan tormentas y embarcaciones en peligro, la mayoría de ellos ofrendas de los navegantes.

Por tanto, la devoción a Nuestra Señora del Carmen es propia de los hombres y mujeres de la mar y de tierra adentro, pues todos somos marineros a la hora de capear tempestades, sortear escollos y huir de los enemigos; sin embargo, son los hombres y mujeres de la mar la que la utilizan como abogada suya y la invocan para pedir protección, confianza y seguridad a la hora de capear tempestades, sortear escollos y huir de los enemigos, evocándola como la "Estrella de los Mares”.

La Virgen del Carmen sería proclamada Patrona de la Marina de Guerra española y de todos los Navegantes el 19 de abril de 1901, según una Orden de la Reina regente María Cristina de Habsburgo.

En la actualidad, la Virgen del Carmen es la Patrona de toda la Gente de la Mar; es decir, la perteneciente a la Armada, la Marina Mercante, la Pesquera y la Deportiva.

Devoción mariana

El origen de esta Imagen lo encontramos en el Monte Carmelo, en Israel, lugar a donde el profeta Elías accedía para pedirle a Dios que terminara con la sequía, hecho que ocurriría la séptima vez que subió. A partir de ese momento, muchos creyentes veneraron este lugar, naciendo allí la Orden de los Carmelitas.

Pronto, su devoción mariana se extendería por muchos pueblos de España, tanto marineros como del interior.

En nuestra Isla son muchas las ciudades y pueblos de la costa que celebran su festividad con procesiones marítimas, tales como el Puerto de La Cruz, Los Cristianos, Punta del Hidalgo, Santa Cruz de Tenerife, Valleseco, etc.

Y ciudades y pueblos del interior de la Isla que la sacan en procesión por sus calles, como Los Realejos, La Esperanza, Icod el Alto, El Tanque, Las Mercedes (Cruz del Carmen), etc.

Su nombre se encuentra muy arraigado en la población femenina -Carmen o Carmela, y masculina -Carmelo-.

Celebración  

En Santa Cruz de Tenerife su devoción data de 1670. La imagen de la Virgen del Carmen se hallaba en la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de La Concepción, y pertenecía a doña Margarita de Vera Villavicencio, que la había heredado de su padre, el capitán Cristóbal Perdomo de Vera. Cuando esta señora falleció, se la dejó en herencia a doña María Águeda Van de Unde, madre de don Rodrigo y don Ignacio Logman, vicario y beneficiado de la mencionada parroquia, respectivamente, quienes comenzarían a ofrecerle culto religioso con solemnidad a partir de 1720, construyéndole una capilla, con su correspondiente retablo de madera tallada, altar y sacristía, dotándola de custodia, copón y cáliz de plata.

La primera procesión de la Virgen del Carmen en esta capital tendría lugar el 16 de julio de 1720, y estuvo acompañada de la Cruz Fundacional y de todas las Cofradías de la parroquia.

La Imagen, ataviada con manto de seda y un gran escapulario de plata colgando de su mano, iba en un trono con andas repujadas. Junto a las andas marchaban los Patronos, el Vicario, el Beneficiado de la parroquia y el capellán del Hospital.

En la cabecera de la procesión iban las autoridades civiles y militares, vestidas de gala, y dos filas de monjes con los cirios encendidos.

Detrás, la banda de tambores y clarines retenía la larga cola de vecinos y devotos que habían llegado de todos los rincones de la Isla.

La comitiva recorrió las calles de la Noria, Santo Domingo y las Tiendas (actual Cruz Verde) hasta llegar a la plaza de la Pila (actual La Candelaria), bajando luego hasta el castillo San Cristóbal donde tomó la rampa de la caleta de Blas Díaz hasta llegar a la calle Grande (actual Plaza de la Iglesia).

Al pasar por delante de la casa de los hermanos Logman, la venerada imagen descansó sobre una alfombra de flores que le habían confeccionado, mientras sonaban las campanas de todas las iglesias de la capital.

Esta procesión se mantendría con todo su esplendor hasta 1919, año en que el armisticio que ponía fin a la Primera Guerra Mundial vendría a cambiar su forma de celebración; pues, el entonces párroco de Nuestra Señora de la Concepción, para agradecerle a la Virgen del Carmen la llegada de la Paz, el 16 de Julio, decidió llevarla hasta el muelle de Santa Cruz, subirla en una gabarra arrastrada por un remolcador, y realizar con ella un paseo marítimo por la bahía. Este acontecimiento sería acompañado por infinidad de veleros y barquitas, así como por un gran gentío que llenaba los aledaños de las instalaciones portuarias. En la celebración del año 1924, con el fin de que acudieran más embarcaciones, la mejor engalanada fue premiada con 100 pesetas.

A partir de 1931, el Ayuntamiento capitalino aprobó en Pleno que la Onomástica de la Virgen del Carmen fuera declarada fiesta oficial, junto con la de Santiago, la Santa Cruz y el martes de Carnaval.

Desde entonces, Santa Cruz de Tenerife celebra con gran júbilo y devoción esta tradición centenaria y así, cada 16 de julio, después de celebrarse la función religiosa, la Virgen del Carmen sale en procesión desde la Parroquia Matriz, donde el Grupo La Zarzuela del Circulo de Amistad XII de Enero, acompañado de la Banda Sinfónica Municipal, interpretan la Salve, Estrella de los Mares.

Al llegar al muelle la Imagen es entronizada en un remolcador del servicio portuario y navega por el interior de la dársena de Anaga, desde el muelle de Enlace hasta la bocana del muelle Sur, donde se tira una corona de flores al mar, en recuerdo de los marinos fallecidos. Durante el trayecto, la Virgen es acompañada por las autoridades civiles y militares, representantes de la cofradía de la Virgen, etc

Durante el recorrido es escoltada por numerosas embarcaciones procedentes de los puertos pesqueros y deportivos y los remolcadores del Puerto. A su paso, los barcos surtos en el Puerto, engalanados con sus empavesadas, hacen sonar sus sirenas y bocinas, formando un conglomerado multicolor y sonoro.  

Para presenciar el paso de la Estrella de los Mares por la bahía, multitud de personas se agolpan en el paseo de la avenida Francisco La Roche, mientras que otras llenan los muelles de Enlace, Sur y Norte, al igual que las instalaciones del Real Club Náutico de Tenerife y del Club Deportivo Militar de Paso Alto.

Cuando al anochecer, la Virgen del Carmen desembarca por la Marquesina del muelle, la rondalla de la Unión Artística El Cabo, acompañada por la Banda Sinfónica Municipal, interpreta en su honor la Salve Marinera; previamente al desembarco, los citados músicos han ofrecido al público asistente varias habaneras.

Salve Marinera

Salve, estrella de los mares/ de los mares iris de eterna ventura/ Salve, oh fénix de hermosura/ Madre del Divino Amor.

De tu pueblo, a los pesares/ tu clemencia de consuelo/ fervoroso llegue al cielo/ y hasta Ti, hasta Ti, nuestro clamor.

Salve, salve, Estrella de los mares

 

Por José Manuel Ledesma Alonso