Zebenzui, hijo de Aguahuco y nieto de Tinerfe el Grande, de quien recibiría el señorío de Punta del Hidalgo y el título de Achimencey, era conocido como el hidalgo pobre,​ teniendo que robar ganado en otros menceyatos para dar de comer a los suyos. Sabino Berthelot sitúa las tierras de este "señorío" entre las montañas de Anaga y Tegueste.

Estas acciones llevaron a algunos pastores a denunciarlo ante el Mencey Bencomo, el más importante de la isla, quien le fue a visitar para reprocharle sus acciones, teniendo que remprenderlo cuando le invitó a comer un cabrito que había robado.

Aunque Bencomo no lo perdono, sí lo hizo Tegueste, el Mencey de la región del mismo nombre, después de que le hubiese explicado lo sucedido con Bencomo y le prometiera que no volvería a repetir los hechos anteriores. Esta declaración de sinceridad lograría que se establecería gran amistad entre ambos y que Tegueste le concediera el título de mayoral de haciendas y ganados de su menceyato.

Como Zebenzuí fue adquiriendo fama de bravo, Beneharo, el Mencey de Anaga, le regalaba gofio todos los años, como muestra de respeto por la valentía por la era reconocido y respetado.

En 1494, cuando el castellano Alonso Fernández de Lugo llegó a conquistar la isla de Tenerife, el archimencey Zebenzui colaboraría con el mencey de Tegueste, formando una tropa de 1.200 Cichiciquitzos, armados con banot (lanza de madera), piedras con bordes afilados, y teniques (piedras envueltas en piel y sujetas con correas), venciendo al ejército español en la batalla de Las Peñuelas. 

Según cuentan los historiadores Viera y Clavijo y Antonio de Viana, siguiendo las crónicas de Fray Alonso Espinosa, en aquellos años, los nueve menceyatos de Tenerife se dividieron en menceyatos de guerra (Tegueste, Tacoronte, Taoro, Acoden y Daute) y menceyatos de paz (Anaga, Guimar, Abona y Adeje).