Calle Matilde Martí

Barrio Salamanca

Eusebia Matilde Martín Hernández (Santa Cruz de Tenerife, 1897 -1951).

Desde su infancia mostró grandes dotes artísticas como cantante lírica, dándose a conocer al público tinerfeño en las fiestas de Mayo de 1916, al tener que sustituir a la cantante Agostinelli, en el concierto que el pianista Federico Longás y el tenor José Palet ofrecían en el Teatro Guimerá.

La joven soprano iniciaría su carrera en Santa Cruz, con el barítono Néstor de la Torre, continuando sus estudios de canto y declamación en Madrid, gracias a una beca otorgada por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

La “tinerfeña de la voz de oro” poseía un registro vocal de considerable extensión que le permitía asumir papeles de tiple dramática como de tiple lírica; aunque siempre le daría prioridad a la zarzuela.

En 1923, el gran compositor Amadeo Vives la contrataría como primera figura de su compañía, debutando en el Teatro Apolo de Madrid, con las óperas Maruxa y Nelva, del compositor y director de orquesta chicharrero Santiago Sabina, y estrenaría Doña Francisquita, una zarzuela en tres actos, en la que interpretaba a Aurora, una de las cinco “Beltranas”. Con esta obra, Matilde Martín obtendría grandes éxitos en la tournée realizada por los principales teatros de Argentina, Uruguay, Cuba, Perú, Chile, México, Portugal y París. A su regreso protagonizaría el reestreno de Don Lucas del Cigarrral, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

La tiple tinerfeña actuaría en el Teatro Guimerá de Santa Cruz, desde el 23 de noviembre al 10 de diciembre de 1929, formando parte de la compañía lírica de Luís Calvo, que puso en escena el sainete lírico Los claveles, actuando como cantante y actriz; Los Gavilanes, donde cantó junto al barítono Marcos Redondo; y Los flamencos, cantando con el barítono Matías Ferret.

Aprovechando su estancia, el maestro Tabuyo, que había sido condiscípulo suyo, le rindió un emotivo homenaje con la obra El romeral, y un concierto con Marcos Redondo. Matilde donaría toda la recaudación a la Clínica Infantil San Juan de Dios.

En 1949, cuando la zarzuela decayó como espectáculo, se retiró de la escena y regresó a Santa Cruz de Tenerife, donde abriría una academia de canto, en su casa de la calle Imeldo Serís, frente al Teatro Guimerá. Durante esta etapa colaboraba con la Masa Coral Tinerfeña.