La plaza 25 de julio, o plaza de los Patos, cumple 100 años

El Ayuntamiento, como regalo de cumpleaños por su centenario, quiere devolverle el esplendor que se merece

La plaza 25 de Julio, conocida popularmente como plaza de los Patos, construida entre 1913 y 1917, debe su nombre a la Gesta del 25 de Julio de 1797, en la que las milicias tinerfeñas, al mando del general Gutiérrez, derrotaron a la escuadra inglesa, comandada por Horacio Nelson.

En el Plan de Ensanche de Santa Cruz de Tenerife de 1888, el arquitecto Manuel de Cámara y Cruz (Santa Cruz de Tenerife, 1848-1921) proyectaba una Gran Vía, actual avenida 25 de Julio, que atravesaba la ciudad de Sur a Norte.

Cuando en 1924 se abre al tráfico la citada vía, desde la plaza Weyler hasta el paseo de los Coches, actual Rambla de Santa Cruz, incorpora una glorieta a modo de plaza con el fin de enlazar la Gran Vía con las futuras calles Viera y Clavijo, General O'Donnell y Costa Grijalba. En esos años, la Sociedad de Edificación y Reformas Urbanas comenzaba la edificación del Barrio de los Hoteles.

En la mencionada rotonda, el alcalde Pedro Schwartz, en el pleno municipal del 2 de enero de 1901, propuso levantar un monumento al General Leopoldo O'Donnell, ilustre personaje nacido en Santa Cruz de Tenerife; monolito del que sólo se colocó la primera piedra, aprovechando la visita que Alfonso XIII hizo en  1906, acompañado de su hermana Teresa de Borbón, su cuñado Fernando de Baviera, y los ministros de la Guerra y la Gobernación. El acto lo bendijo el Obispo Rey Redondo. Como las obras no se pudieron llevar a cabo, debido al excesivo coste (15.000 pesetas), la piedra fue protegida con una valla metálica y este espacio pasó a ser conocido como La Piedra del Rey.

Dada la importancia que fue adquiriendo el Barrio de los Hoteles, el arquitecto y urbanista Antonio Pintor Ocete (Granada, 1862-Santa Cruz de Tenerife, 1946) redactó un proyecto de fuente, en 1913, formado por una serie de parterres con árboles y plantas en torno a un estanque irregular, de cuyo centro salían rocas volcánicas por la que manaba agua. Todo ello coronado por la figura de un niño, lo que hizo que se denominara plaza del Niño. Posteriormente, esta estatua sería cambiada por una garza o cisne de cerámica que lanzaba un chorro de agua a través de su pico. La fuente, los seis bancos de madera y algunos parterres fueron donados por la Junta de Fomento del Turismo en 1917, año en que se terminó. El nombre popular se debe a los patos que se encontraban en este estanque.

En 1926, los vecinos del Barrio de los Hoteles, con el fin de darle un carácter burgués a la Plaza, llevaron a cabo una serie de colectas, verbenas, tómbolas, etc. hasta completar las 4.000 pesetas en que se había presupuestado la obra. El resultado fue una réplica de plaza de las Ranas, del parque de María Luisa de Sevilla, formada por un estanque central alicatado de azulejos, con una oca de bronce subida a lomos de una tortuga, y en su entorno ocho ranas de cerámica, de las que fluye el agua.

A su alrededor se colocaron seis parterres de grandes dimensiones, en los que se plantaron laureles de India, y otros cuatro, circulares, de pequeño tamaño en los que había plantas ornamentales, así como veinte bancos... Los azulejos que conforman el conjunto se realizaron en la fábrica Mensaqué Rodríguez, de Triana (Sevilla), y fueron donados por distintas casas comerciales de la época, cuya firma (vehículos, tabaco, chocolate, etc.) figura en su respaldo.

En torno a esta plaza surgió el Barrio de los Hoteles, un conjunto residencial de la nueva burguesía que controlaba el tráfico mercantil del puerto. Estas edificaciones que han sobrevivido a la brutal especulación urbanística de los últimos años, conforman en la actualidad un Conjunto Histórico declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

Salvo algunas transformaciones que lo dañan especialmente, como el edificio de Correos, todavía se puede contemplar un conjunto de obras de arquitectura eclécticas, historicistas y racionalistas de los arquitectos Pisaca, Blasco, Marrero Regalado y Fernández de la Torre, formado por el palacete de Juan Martí-Dehesa, el edificio Roma, la farmacia Castelo, la Iglesia anglicana, etc.

Pero como la dejadez puede hacer que rincones extraordinarios y monumentos históricos pierdan todo su sentido, la plaza de los Patos ha tenido que someterse a cuatro rehabilitaciones a lo largo de su historia, siendo las más importantes las llevadas a cabo en 1964-1969 y 1986-1990, en las que se sustituyeron los azulejos de la fuente, esta vez realizados artesanalmente en la fábrica sevillana Cerámica de Santa Ana. Los jardines también sufrieron una transformación sustituyendo los laureles de indias por palmeras.

Como esta plaza ha sido y es muy querida por los ciudadanos de Santa Cruz, al considerarla un espacio emblemático por su entorno y singulares características, además de haber sido utilizada como punto de encuentro, sobre todo de los antiguos alumnos de la Escuela Comercio, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, como regalo de cumpleaños por su Centenario, quiere devolverle el esplendor que se merece y por ello solicitó a los técnicos de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de Tenerife y del Gobierno de Canarias que realizaran un minucioso informe que permita contemplarla de nuevo tal como era antaño, para ello, los azulejos que recubren la fuente, los bancos y las jardineras serán reproducidos como eran antiguamente; es decir, pintados a mano. También, la fuente se iluminara con un nuevo sistema de alumbrado a la vez que las farolas recrearan el siglo XX, al ser de estilo Isabelinas.

José Manuel Ledesma Alonso, Cronista Oficial de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife