Reconocimiento de Santa Cruz de Tenerife al teniente Francisco Grandi

El militar nacido en la capital de la isla ha sido el héroe olvidado de la Gesta del 25 de Julio de 1797

El teniente de las Milicias Canarias, agregado al Real Cuerpo de Artillería, Francisco Grandi Giraud, nacido en Santa Cruz el 23 de enero de 1755, era el más pequeño de los cinco hijos del matrimonio formado por Anastasio Grandi, comerciante de artículos de cristal y bronce, oriundo de Cádiz, y doña Ana Josefa Giraud, natural de La Laguna. Grandi murió en esta capital en 1802, sin descendencia conocida, pues había permanecido soltero. De su carrera militar, anterior a la fecha que nos ocupa, nada se ha podido averiguar, al no haber sido localizada su hoja de servicios.

Cuando el contralmirante Horacio Nelson atacó Tenerife, en 1797, Grandi era un veterano artillero de 42 años que ostentaba el mando de la batería de Santo Domingo, situada en el flanco izquierdo del castillo de San Cristóbal, desde la que cubría la bahía y el espigón del muelle.

Su actuación fue decisiva en aquellos momentos, pues, según consta en el Memorial que envió al rey Carlos IV, el 12 de diciembre de ese año, solicitándole que lo nombrara Oficial Benemérito por su destacada intervención en la Gesta, le hace saber que “al observar que la playa de la Alameda, situada a su izquierda, quedaba sin cubrir, ya que su artillería estaba dirigida al mar, y creyendo que aquel lugar podía ser el más apropiado para que desembarcara el enemigo, le solicitó licencia al Comandante General para derribar parte del parapeto de la batería con el fin de hacer una tronera donde poder instalar un cañón que batiera directamente la citada playa, permiso que le fue concedido”.

La mayoría de las crónicas coinciden en que El Tigre fue el cañón emplazado en la nueva tronera, y por lo tanto el  responsable de causar grandes estragos a las fuerzas que intentaron desembarcar por aquel lugar, entre ellos el propio Nelson, que resultó herido antes de poder poner el pie en tierra y tuvo que ser evacuado por sus hombres con el brazo derecho destrozado por la metralla.

Otro hecho memorable que se le atribuye fue en la madrugada del día 25, cuando la batería que estaba en la punta del muelle fue ocupada por el enemigo, desalojando a sus servidores e inutilizando sus cañones -clavándolos-, Grandi la volvió a recuperar y, con tan sólo ocho milicianos de Infantería, que jamás habían disparado un cañón, y dos artilleros veteranos, la puso de nuevo en servicio desclavando las piezas, de manera que al llegar la segunda oleada de 16 lanchas inglesas cargadas de tropa, hundieron a dos de ellas y el resto se vio obligado a retroceder hacia sus barcos.

Son varios los testimonios de testigos presenciales que destacan su actuación en aquellos cinco días de julio, corroborando y ensalzando la actuación del teniente Grandi. Hasta los propios enemigos dejaron constancia de los estragos que sufrieron por el acierto de los disparos dirigidos por él, primero desde el baluarte de Santo Domingo hacia la inmediata playa de la Alameda, y luego desde la batería del muelle.

En la relación circunstanciada, escrita por don José de Monteverde y Molina, Castellano de la fortaleza principal de San Cristóbal, asegura que fue el teniente Grandi quien, teniendo a su cargo la artillería de aquel costado de la fortaleza, derribó parte del grueso muro del parapeto y trasladó una pieza de más de dos mil kilos desde su anterior emplazamiento hasta la nueva tronera y la puso en disposición de tiro.

En la carta de Pedro Forstall, prestigioso comerciante irlandés, nacionalizado español, escrita cuando aún no había transcurrido un mes de los acontecimientos, narra que durante la contienda ayudó mucho un cañón en el flanco del castillo, que barría toda la entrada del muelle y la playa hasta San Pedro, cuya tronera se abrió a insinuación de don Francisco Grandi, artillero provincial, que dirigió el fuego con mucha viveza y acierto.

El teniente coronel Juan Guinther, que mandaba el Batallón de Infantería, confirma que Nelson fue herido en la playa de la Alameda por los disparos dirigidos por el teniente Grandi  y que los soldados de las lanchas inglesas que desembarcaron en la playa de la izquierda del muelle, a medio tiro de fusil, fueron muertos por varios cañonazos dirigidos por el teniente de Artillería Francisco Grandi.

Nuestro héroe fue uno de los firmantes del Acta de la reunión celebrada en la iglesia de El Pilar, el 29 de julio de 1797, en la que se proclamaron copatronos del Lugar a la Santa Cruz y al apóstol Santiago, y su firma figura al pie del documento dirigido a Calos IV solicitando el título de Villa para Santa Cruz. Seguramente también participó en la confección del Escudo de Armas de la Ciudad.

Grandi también fue designado comisionado del Real Cuerpo de Artillería para recibir las declaraciones de testigos en la información solicitada por el capitán don Vicente Rossique, que mandaba la batería de Paso Alto, sobre la autoría del hundimiento del cúter Fox, en las inmediaciones de aquel castillo, lo que sin duda avala el juicio que a sus superiores merecían su objetividad y capacidad de discernimiento.

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a petición de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, ha considerado dar el nombre de Teniente Grandi al paseo que transcurre paralelo a la avenida Marítima, desde la Alameda de la Marina a la plaza de España, muy cerca del lugar donde ocurrieron los hechos.

José Manuel Ledesma Alonso, Cronista Oficial de Santa Cruz de Tenerife