'We love Queen’ aterriza este sábado en el Teatro Guimerá

Se han programado dos funciones de este musical teatralizado a cargo de la compañía Yllana, una a las 19:00 y otra a las 22:00 horas

Las opiniones de los espectadores arrasan en internet sobre el musical del momento “We Love Queen”, que llega este sábado 16 al Teatro Guimerá para hacer retumbar sus paredes en dos funciones, una a las 19.00 horas y la otra a las 22:00.

Yllana, compañía de peso en el género del musical y que lleva a escena este homenaje a una de las bandas imprescindibles en la historia de la música, aporta mayor brillo a este espectáculo al haber sido la creadora de arrolladores éxitos precedentes como “Hoy no me puedo levantar”, el provocador “The Hole” o “Mayumaná”.

“We love Queen”, que ha pasado por el circuito de los principales teatros españoles, como el Coliseum, La Latina o el Olympia, colgando el cartel de “entradas agotadas” a diestro y siniestro, aterriza en Santa Cruz para hacer vibrar al público con una historia ambientada en una iglesia para fanáticos de la banda británica.

El reparto tiene como protagonista a Enrique Sequeros, quien interpreta precisamente al “Gran Fanático” de la formación londinense, que monta a lo largo de la trama toda una catedral del rock en homenaje a su grupo preferido. Al “Gran Fanático” se le une poco después un joven vocalista (Manuel Bartoll) que pretende ser algo así como una reencarnación de Mercury.

Ambos irán protagonizando distintos momentos en los que van interpretando los clásicos de Queen y muestran, al mismo tiempo, cómo dos generaciones distintas pueden sentirse atraídas por un grupo tan potente y completo. El elenco lo completan cuatro músicos (banda en directo) y seis bailarines que hacen también las funciones de coro.

La frase exacta con la que los pensadores y montadores del show definen “We Love Queen” es “una extravagante liturgia de exaltación a la vida y a la obra de Queen”. Hay una serie de puntos calientes de cara al público que no ha visto esta obra, tales como que el espectáculo es participativo en los momentos cumbre -un asistente es invitado cada noche a subir al escenario para consumar con su presencia la original ceremonia-; las canciones están intactas a como han sonado toda la vida en la voz de Freddie Mercury que, por otro lado, no es imitado en ningún momento.

Tal y como cita El Periódico de Catalunya, “sin imitar a Freddie, es un espectáculo en mayúsculas”. Cuenta, además, con banda en directo así que nada de música enlatada y es “inmensamente divertido”, según reseñó el periódico La Vanguardia.

La historia va caminando entre 16 temazos de Queen, en la que se alternan himnos, baladas y temas rockeros: “Crazy little thing called love”; “I want to break free”, parodiando el videoclip original donde Mercury se disfrazaba de mujer y pasaba la aspiradora; la fusión entre “Innuendo” y “Who wants to live forever” o “Bohemian Rhapsody”, con una participación activa del coro.

Otros momentos álgidos son la interpretación de “Another one bites the dust”, donde los espectadores aprenden una sencilla coreografía desde el patio de butacas y se convierten en bailarines improvisados; el emotivo “The show must go on” o el vibrante y enérgico “Don’t stop me now”, en el que es imposible no dejarse contagiar por el ritmo y velocidad.

Más allá de evocar los recuerdos personales, pasados por el filtro de las canciones, o explicar las anécdotas sobre el momento histórico en el que fueron compuestas, la escenografía representa una iglesia con púlpito incluido y un trono. La luminotecnia, con los focos dirigiéndose al público, recuerda más a la de un concierto que a la teatral.

Es, en definitiva, un espectáculo ético que respeta y ensalza la profundidad alcanzada por Queen desde su nacimiento hasta hoy -porque Queen nunca se irá-, aportando desde el escenario un entretenimiento cultural de altísima calidad